AMAN
Tanto viaje en autocar resultaba ser en algunos momentos una verdadera pesadilla. Nada más pisar territorio jordano, cambiamos nuestro minibus por un autocar de 50 plazas para los 15. Al poco de iniciar nuestra andadura nos dimos cuenta que teníamos compañía, un militar armado que suponemos cuidaría de nosotros durante nuestra estancia por esas tierras.Después de visitar Petra salimos rumbo a Amman donde llegaríamos por la noche. Nuestra estancia aquí fue de de dos dias. Cuento esto porque el viaje de relajado y tranquilo tenía muy poco. Los madrugones eran la tónica habitual y a veces solo teníamos un cuarto de hora para ducharnos y cambiarnos antes de la cena. Todo el día corre que te corre. Pero merecía la pena, había mucho que patear.
Esa noche fue distendida y de relax. Por primera vez me senté en alfombras y cojines a compartir una pipa según costumbres árabes, siendo yo fémina. Me sentía como Sherezade en el cuento de las mil y unas noches.
Al día siguiente visitamos Jerash conocida como la “Pompeya del Este”. Ahí nos paseamos por sus maravillosas ruinas.
Por la tarde fuimos a Madaba en dónde Moisés hizo brotar agua de la roca y al Monte Nebo desde dónde pudo contemplar la tierra prometida, como lo estábamos haciendo nosotros en ese emotivo instante casi pisando los umbrales de Jerusalém.
De regreso a Amman visitamos la Decápolis, Ciudadela y Teatro y nos detuvimos en la Mezquita Azul o del rey Abdullah (la única abierta a los turistas) Nos vistieron de los pies a la cabeza, pero se nos veía turistas totales con esos calcetines blancos. Viendo las fotos aún me muero de risa por la pintas.
Después de visitar la ciudadela y contemplar Amman continuamos nuestro viaje hacia la frontera del Puente Allenby y Massada (Antigua fortaleza judía) para pasar nuestra primera noche en Israel , concretamente en Jerusalém.
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