Las Meteoras, desde 1988 forman parte del Patrimonio Mundial de la UNESCO
Las Meteoras, en Grecia no son asteroides que caen del cielo! Aunque este fenómeno geológico único en el mundo es difícil de determinar por los geólogos. Los mencionados con mayor frecuencia es que estas crestas de arenisca (algunas de las cuales podrá exceder de 300 metros de altura) fueron tallados por la erosión del río durante la Era Terciaria. Durante millones de años, este río en una profunda garganta era un brazo del mar que cubrió la entonces Tesalia. Cuando se encuentra una salida en el mar Egeo por la ruptura de las montañas de Olympus y Ossa, esta masa bajo la acción del tiempo y los terremotos, se disolvió y dio a luz a este extraño paisaje.
No fue hasta el siglo XIV que construyeron monasterios encaramados en la cima de las rocas. En su apogeo, había 24 monasterios. Muchos fueron destruidos durante la última guerra por los nazis. En efecto, los griegos para ocultar la resistencia se refugiaban a menudo en ellos.
En la parte superior de estas montañas celestiales, los monjes se establecieron en el siglo XI, buscando la soledad en estas eminencias rocosas, las más cercanas a Dios también. La mayoría de estos "monasterios meteorizados" (monasterios suspendidos) están ahora en ruinas. Sólo seis de ellos aún existen, incluidas las tres casas y siguen abiertos a los visitantes. Los monjes se han ido formado una gran comunidad de ermitaños, entre la decimocuarta parte del siglo XVI, 26 monasterios fueron construidos, con vistas al valle del Pindus. No se sabe exactamente cuando Las Meteoras han sido habitada por primera vez, de hecho todas las fuentes escritas que existen sólo se remontan a la época monástica.
Como no hay acceso en este momento, los monjes subieron a través de sucesivos andamios, que se fijan en las vigas atrapadas en los orificios de la roca. Para protegerse de las invasiones, ellos siguen viviendo en las cuevas que sirvieron como refugios y, a continuación, comenzaron a construir los monasterios articulados con las escalas de los ascensores desmontadas. Todo era llevado en cestas, operado por las cuerdas, que están abajo a lo largo de la roca....... No fue hasta 1920 que estos fueron sustituidos por andamios muy largos pasillos y escaleras, dando a los participantes vértigo.
En la carretera de Kastraki. La subida es bastante difícil, pero los pasos son bastante amplios, para un coche. La capilla es pequeña y se pueden admirar los frescos. Uno de ellos muestra el diablo rojo en su recopilación de la mala lengua
San Nicolás, construida sobre una roca. El convento fue decorado por el pintor cretense Theophane famoso del siglo XV.
Querida Katy...
ResponderEliminarPues no veas el trabajo que me costó hacerme la casita en uno de estos riscos. La mía es la de la tercera foto. Si, ya se que es de difícil acceso, pero allí tienes un café cuando quieras.
Hablando de las Meteoras, que es lo que nos ocupa, me acabo de enterar que existían.
1.- Todo un fenómeno de la naturaleza
2.- Estos monjes, que buenos albañiles eran
3.- Las fotos como siempre, estupendas
¡Viva Miguel Angel¡, porque siempre estará vivo...
Muchos besos
jajaja Felix tomando posiciones, yo como tengo vértigo mejor me quedo a nivel del mar.
ResponderEliminarNo conocía las meteroras, pero lo que más me ha sorprendido en la forma en que los monjes accedían a las alturas, impresionante!.
Muy interesante Katy, siempre aprendo cosas nuevas.
Gracias por compartir.
Un beso
Gracias Felix, acepto gustosamente ese cafelito cuando me pongas el ascensor, que hace 5 años me subi al Monte Sinai y casi muero en el intento. Y por supuesto hablar de Miguel Angel e esas alturas debe ser una pasada.
ResponderEliminarUn beso
Hola Grandolina. Este Felix es demasiado. Cuando estuve en Grecia se hizo una excursión a las Meteoras pero me quedé en tierra. Tengo vértigo a las alturas en coche y en autocar ni te cuento. Subir a pie no me hubiera importado, peros aún estría en camino. :-) Desde luego muchos monasterios están en las alturas. Como para bajar por un paquete de café.
ResponderEliminarUn beso
muchos