Esta es la "Carta de Amor a Venezuela", la cual quedó entre las 10 primeras de más de 6000 cartas enviadas al concurso de Montblanc.
Me la envió una amiga de las que aun conservo de mi estancia en aquellas tierras. Me llegó al alma, me hizo caer una lágrima y trajo bellos recuerdos de esa Venezuela que ya en alguna ocasión he dicho lo que tanto debo y llevo en el corazón.
Me la envió una amiga de las que aun conservo de mi estancia en aquellas tierras. Me llegó al alma, me hizo caer una lágrima y trajo bellos recuerdos de esa Venezuela que ya en alguna ocasión he dicho lo que tanto debo y llevo en el corazón.
Los sentimientos e historia descritos reflejan también los míos.
Los brazos amorosos me recogieron tiene eco en el alma. Aún conservo mi documento (cédula) de identidad y mi pasaporte pasaporte. Me duele no haber podido adquirir la doble nacionalidad porque mis padres fueron apátridas .
Da igual ni soy de aquí, ni soy de allá diría Alberto Cortés, soy ciudadana del mundo, lo que no quita ni un ápice de mi amor por esa tierra.
Querida,
Te conocí por esas cosas del destino... Fuiste tú, precisamente tú y no otra cualquiera, quien me recibió con su abrazo de mar y tierra cuando fui arrojada a la vida sin preguntas, sin sondeos, sin acuerdos. No importó, tú estabas allí.
Recuerdo con emoción, cuando a mis 9 años, me regalaste mi número de cédula ¡qué detalle! ¡Qué regalo único para mí! Lo guardaré toda mi vida como un tesoro... Vino acompañado por mi foto de niña con aquella pollina que cortinaba mis ojitos y por aquel jeroglífico juguetón de mi primera firma, orgullosa y oronda, que se extendía debajo de mi color de ojos, de mi estado civil y de mi nombre generoso en letras amables para el oído de estas tierras.
Pero nada como recordar la sensación alucinante de ser tuya aquella vez que en el primer censo de mi vida, tú me contaste como una, yo estaba allí, metida feliz e inocente en las entrañas de aquel número grandote que le regalaste a los ávidos estadísticos, acompañada por millones de otros unos y unas.
Y fui creciendo, descubriéndote y haciéndote mía a su vez: Primero fue tu lengua, tu lengua única, tu osadía y manifiesto de que un idioma común nos separaba (y nos separa) del resto de los hablantes oficiales del castellano: "Chévere" , "vaina", "bicho", "coroto", "ladrar", "épale", "pana", "chamo", "pelúo", "melao", "coñazo", "cambur", "vergatario"... fueron palabras que coleaste temprano en mi diccionario con esa complicidad tuya que te caracteriza y que me derrite con sus guiños. Te adoro Chama...
Y por la boca, además de la palabra, me diste luego el deleite de manjares exóticos, eclécticos, traviesos: la arepa bivalva capaz de ofrecer como perla cualquier delicia que quepa adentro, las hallaquitas amarradas y con instinto de libertad, diversas en el sello del chicharrón, el ají y la nada repleta de potencialidades; ni hablar de la cachapa que lagrimea de alegría gotas de mantequilla dispuestas a arrejuntarse con el queso de mano o guayanés, las negritas refritas y brinconas, las tajadas dulces y fieles, la carne con sus mechas al viento y la hallaca, la reina absoluta de los sabores, la que no pela un diciembre y nos descubre adictos cuando no la tenemos. El ron, la rumba, las frías, la salsa adobando las caderas, los panas, la familia y los panas de la familia también, y los panas de los panas y así sucesivamente... así tú, toda tú.
Y ese verde amazónico y húmedo, y ese azul espumado en tu orilla, y ese blanco de copo en tus cimas, y ese negro de tu oro profundo, y el marfil de tus dunas inquietas, y esa tú, toda tú.
Y hablando de colores querida ¡si que has cambiado últimamente! te has vuelto bipolar, te pones roja, te pones azul ¡y morada con la mezcla! Desde que me enamoraste y te conozco, has ido creciendo en número, en colores, en símbolos, en estrellas, en puntas, en extremos, en experimentos, en ganas, en contradicciones, en sueños, en odios y también en amores, en créditos, en carros, en muertes y también en nacimientos. El asfalto de tus vías se ha llenado de pasos que marchan tras el sueño de vivirte próspera y segura para todos: unos para allá, otros para acá... sordos todos de tanto oirse sin escucharse, ciegos de tanto verse sin observarse y mudos de tanto gritarse sin hablarse.
Y en realidad yo no sé bien por qué hoy te digo todo esto; tal vez lo que pasa -aunque suene ridículo- es que te quiero, te sigo queriendo con tus luces y tus sombras, con tus eclipses, tus noches y amaneceres, con todos tus colores y colorcitos, te quiero con mis miedos y esperanzas, con mis talentos para darte y mis ganas de quedarme a tu lado para no tener que buscarte luego en otros supermercados, en unos pocos días de verano, en los apellidos de una guía telefónica, en internet, en los noticieros, en el acento, en las conversaciones, en los rincones, en todas partes... Te quiero grande, pertenecida y perteneciente, te quiero, mi Venezuela.
Luisa Elena Sucre
Te conocí por esas cosas del destino... Fuiste tú, precisamente tú y no otra cualquiera, quien me recibió con su abrazo de mar y tierra cuando fui arrojada a la vida sin preguntas, sin sondeos, sin acuerdos. No importó, tú estabas allí.
Recuerdo con emoción, cuando a mis 9 años, me regalaste mi número de cédula ¡qué detalle! ¡Qué regalo único para mí! Lo guardaré toda mi vida como un tesoro... Vino acompañado por mi foto de niña con aquella pollina que cortinaba mis ojitos y por aquel jeroglífico juguetón de mi primera firma, orgullosa y oronda, que se extendía debajo de mi color de ojos, de mi estado civil y de mi nombre generoso en letras amables para el oído de estas tierras.
Pero nada como recordar la sensación alucinante de ser tuya aquella vez que en el primer censo de mi vida, tú me contaste como una, yo estaba allí, metida feliz e inocente en las entrañas de aquel número grandote que le regalaste a los ávidos estadísticos, acompañada por millones de otros unos y unas.
Y fui creciendo, descubriéndote y haciéndote mía a su vez: Primero fue tu lengua, tu lengua única, tu osadía y manifiesto de que un idioma común nos separaba (y nos separa) del resto de los hablantes oficiales del castellano: "Chévere" , "vaina", "bicho", "coroto", "ladrar", "épale", "pana", "chamo", "pelúo", "melao", "coñazo", "cambur", "vergatario"... fueron palabras que coleaste temprano en mi diccionario con esa complicidad tuya que te caracteriza y que me derrite con sus guiños. Te adoro Chama...
Y por la boca, además de la palabra, me diste luego el deleite de manjares exóticos, eclécticos, traviesos: la arepa bivalva capaz de ofrecer como perla cualquier delicia que quepa adentro, las hallaquitas amarradas y con instinto de libertad, diversas en el sello del chicharrón, el ají y la nada repleta de potencialidades; ni hablar de la cachapa que lagrimea de alegría gotas de mantequilla dispuestas a arrejuntarse con el queso de mano o guayanés, las negritas refritas y brinconas, las tajadas dulces y fieles, la carne con sus mechas al viento y la hallaca, la reina absoluta de los sabores, la que no pela un diciembre y nos descubre adictos cuando no la tenemos. El ron, la rumba, las frías, la salsa adobando las caderas, los panas, la familia y los panas de la familia también, y los panas de los panas y así sucesivamente... así tú, toda tú.
Y ese verde amazónico y húmedo, y ese azul espumado en tu orilla, y ese blanco de copo en tus cimas, y ese negro de tu oro profundo, y el marfil de tus dunas inquietas, y esa tú, toda tú.
Y hablando de colores querida ¡si que has cambiado últimamente! te has vuelto bipolar, te pones roja, te pones azul ¡y morada con la mezcla! Desde que me enamoraste y te conozco, has ido creciendo en número, en colores, en símbolos, en estrellas, en puntas, en extremos, en experimentos, en ganas, en contradicciones, en sueños, en odios y también en amores, en créditos, en carros, en muertes y también en nacimientos. El asfalto de tus vías se ha llenado de pasos que marchan tras el sueño de vivirte próspera y segura para todos: unos para allá, otros para acá... sordos todos de tanto oirse sin escucharse, ciegos de tanto verse sin observarse y mudos de tanto gritarse sin hablarse.
Y en realidad yo no sé bien por qué hoy te digo todo esto; tal vez lo que pasa -aunque suene ridículo- es que te quiero, te sigo queriendo con tus luces y tus sombras, con tus eclipses, tus noches y amaneceres, con todos tus colores y colorcitos, te quiero con mis miedos y esperanzas, con mis talentos para darte y mis ganas de quedarme a tu lado para no tener que buscarte luego en otros supermercados, en unos pocos días de verano, en los apellidos de una guía telefónica, en internet, en los noticieros, en el acento, en las conversaciones, en los rincones, en todas partes... Te quiero grande, pertenecida y perteneciente, te quiero, mi Venezuela.
Luisa Elena Sucre
una carta de amor sincero, irrenunciable,cargada con la emotiva cédula del corazón,que nos hace sentir algo muy especial por la tierra que amamos...
ResponderEliminarun abrazo, Ciudadana del mundo
Que buena carta Katy. Una de las cosas que tiene los lugares es que te hacen amarlos profundamente, aunque no regreses a ellos.
ResponderEliminarUn beso
cambian de colores, rojos, azul y morado. Este ultimo, sera por vergüenza.
ResponderEliminarmagnifica carta.
saludos
Hola Katy:
ResponderEliminarHermosa carta. Huele a amor sin barreras: a amor de madre. Enhorabuena porque gente tan hermosa ronde por tu vida.
Un abrazo
Hola Filo es que es así. Cuando saber ser agradecido dejas parte de ti misma allá donde estuviste y te llevas también trocitos de alma de sus paisajes, costumbres, habitantes. Ese perfume lo conservarás toda tu vida inalterable.
ResponderEliminarUn beso
Hola Fernado , perdura en ti lo vivido para siempre. Quedan inalterables los sabores, los olores, la música dentro de ti. No hace falta volver para sentirlos.
ResponderEliminarUn beso
Gracias Pedro. El cariño es capaz de perdonar y superar los fallos humanos.La vida siempre cambia de tonalidades.
ResponderEliminarUn abrazo
Totalmente cierto Rafa. Tengo mucha suerte de poder contar con amigos estupendos alrededor del mundo. Tengo mucho que agradecerles. Mi vida y amistades son también globales :)
ResponderEliminarUn abrazo
Para quienes nunca se han desplazado del lugar de nacimiento es posible que les resulte incomprensible, pero el mundo no tiene fronteras, las ponemos las personas. ¡Preciosa declaración de amor!
ResponderEliminarTal ves tengas razón Francisco, aunque las cartas de amor no siempre se comprenden salvo por los implicados. Pero además cuando alguién es llevado como una hoja al viento por el azar en los caminos de de la vida, el corazón se ensancha de tal manera que el mundo se convierte en su patria porque en todos deja algo de su corazón agradecido. Y el mio a Venezuela es inmenso.
ResponderEliminarUn beso y buen lunes
Preciosa carta, no me estraña que quedase premiada...bella carta a su patria...muy buena entrada Katy..besos
ResponderEliminarHola Katy:
ResponderEliminarUna carta que refleja lo que Venezuela fue y es.
Venezuela es grande, es generosa, hermosa. A veces quienes nacido en esa tierra de gracia como la llamo el Almirante Colon, no somos capaces de verlo y sentirlo.
Si no tienes problemas Katy, me gustaria linkearlo en mi facebook.
Saludos Condesa ;D
Gracias Carmen. Ciertamente es una carta de amor.
ResponderEliminarUn beso
Hola Manuel, problema ninguno. Toda tuya. Lo que se recibe gratis, gratis ha de darse, y más sabiendo el cariño que le tienes a esa bella tierra. Lucirá hermosa en tu face:)
ResponderEliminarMe alegro poder compartirla con vos Marqués.
Un abrazo
Gracias por compartir esta bella carta, reflejo de Venezuela.
ResponderEliminarUn beso.
Katy, que hermoso es conocerte y descubrir tu amor a Venezuela.
ResponderEliminarHoy viajé a Valencia, iba con mi esposo y con mi hijo. Nos fuimos en autobus para hacer algunas diligencias... Y entre canciones llegamos sin novedad, gracias a Dios y a la Virgen. Se me quedó grabada aquella canción que dice "oye, abre tus ojos, mira hacia el cielo y disfruta las cosas bellas que tiene la vida", lalala, es un merengue...Creo que los venezolanos estamos viviendo experiencias muy importantes, que todo sea para bien. Abrazos hermana querida,
Carmen
Gracias a ti María por tu paso y dejar el comentario que me llena de alegría. No sabes como me he alegrado que te haya gustado
ResponderEliminarUn beso
Hola mi querida Cármen, Venezuela y los venezolanos han dejado una gran huela en mi alma y estoy muy agradecis¡da al país que nos acogió cuando apenas abríamos los ojos a la vida.
ResponderEliminarGracias por tus palabras y tu amistad.
Bendiciones para ti y para tu familia, y para esa querida tierra.
Besos
Me ha gustado y conmovido la carta. No conozco nada de esa bonita tierra, pero los que habeis estado siempre la alabais por su belleza y por sus gentes.
ResponderEliminarA veces los destinos de un pais, por la política y las ambiciones de algunos, pueden dar una falsa imagen.
Un beso por traer tanta belleza.
Me ha emocionado esta carta !
ResponderEliminarUn amor puro y grandioso a la tierra venezolana.
Brotan sus palabras del sentimiento más hondo.
Y me sirve para reflexionar sobre el tema de la gratitud hacia la tierra que nos da cobijo, identidad, trabajo ,amor , posibilidades de "ser", crecer ... estar.
Y tu introducción inicial también conmueve y da pie para pensar : algunos somos ciudadanos del mundo .
"No soy de aquí..
ni soy de allá...
Y ser feliz
es mi color de identidad..."
"Te quiero grande, pertenecida y perteneciente...".Un deseo que debería extenderse a cada tierra que pisamos.
Bellísima entrada .Una esparcimiento de sensibilidad , calidez y emoción.
Besos!!
Hola Candi, lo de los políticos es totalmente cierto. Pero un país afortunadamente es algo más que sus dirigentes. He compartido esta carta no solo por su belleza sino porque refleja mi sentir
ResponderEliminarBesos
Carmelo por tu hermoso comentario intuyo que tus sentimientos van parejos a los mios. Yo he encontrato un hogar en Venezuela, fue allí dónde abrí los ojps a la realidad, y soy lo que soy por lo esa tierra hizo en mi.Y efectivamente cada tierra que piso es sagrada, porque antes que yo muchos dejaron su vida en ella.
ResponderEliminarBesos
Chévere
ResponderEliminarGracias Katy y te deseo una Bienaventurada Navidad junto a los tuyos. Gracias por la carta. Preciosa.
ResponderEliminarGracias a ti Diablillo por pasarte por el blog y que te haya gustado, "Chévere"
ResponderEliminarUn abrazo
Cuanto me alegro Yanka que te hayas pasado a leer esta carta que me parece entrañable y querida.
ResponderEliminarUn gran abrazo
Katy, Te has ganado el cielo con esa carta. Alguien me dijo en una ocasión " que Dios no perdona a los ingratos ". !Qué hermosa forma de expresar agradecimiento! Yo quiero tanto al pueblo donde crecí, que solamente pido un rinconcito para descansar en él.
ResponderEliminarMuchas gracias anónimo, yo no escrito esta carta, me la mandaó una amiga de Venezuela, lo que hice es compartirla porque refleja mi sentir y podrñia haberla escrito yo, por el qamor que guardo de esa tierra. Aquí hay u refrán que reza así
ResponderEliminar"Quien no es agradecido no es bien nacido"
Un abrazo y gracias pot tu bello comentario.
Hermosos sentimientos!. No paré de sonreir mientras leía. Cuando la empecé a seguir, no
ResponderEliminarpensé que tuvieramos tanto en común! :)
Si que lo son y los míos van acorde. Me alegro por tu sonrisa, es lo mejor que me puede pasar. La vida da muchas vueltas. Yo te seguí porque me dio la corazonada y formabas parte de mi querida Venezuela.
EliminarBss y gracias por comentar.
Sincronia y destino, diria Chopra. No fue casual encontrarte en twitter y deleitarme con tus publicaciones, ni casual tampoco la afinidad que sentí contigo, y es que, ambas somos hijas de las mismas tierras aunque en tiempos diferentes. Agradezco al universo la oportunidad de contactar con alguien como tu y de compartir amores por terruños comunes. De una hispano/venezolana a otra, cariño de pana chama.
EliminarNo se si eres Luxcolor, Karola , Elionor. Ya me he hecho un lío. Muchas gracias por tus palabras. Agradecida por comportar algo que nadie que no lo haya vivido puede comprender. Me alegro mucho de poder compartir este cariño especial contigo.
ResponderEliminarBss