Al fondo el Mar Rojo
Continuamos viaje a Jordania, concretamente hacia Aqaba (que da su nombre al Golfo de Aqaba) y es una de las pocas localidades costeras de Jordania. Llegamos tan cansados que solo algunos se dieron un bañito en el mar,los demás nos sumimos en un reconfortante descanso en una de las camas más grandes en la que he dormido nunca. La mañana siguiente si que se iba a presentar intensa. El objetivo iba a ser Petra.
Después de recorrer parte del desierto de Wadi Rum,(uno de los desiertos más bellos de mundo)de arenas rojas surcadas por caravanas de dromedarios, montañas erosionadas por milenios de vientos. Nos encontrábamos en territorio nabateo y uno de los lugares más queridos por los árabes.
De nuevo me parecía encontrarme inmersa en otra película y que en cualquier momento iba a encontrarme cara a cara con Lawrence de Arabia.
Por el camino vimos algunos asentamientos de beduinos aunque no nos acercamos a visitar ningún Kibutz.(Me quedé con las ganas)
Nos detuvimos en Wadi Musa, el pueblo desde el que se entra a la garganta de Petra. Allí algunos de los hombres se compraron el tradicional pañuelo árabe (Al Hatta o keffiyeh, pañuelo triangular sujetado a la cabeza por un cordón llamado Agal) para protegerse del calor y porque la verdad sea dicha es muy favorecedor…
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