Monasterio del Escorial I

Acabo de llegar del Escorial, lugar que está muy unido a mis primeros recuerdos. Fue el primer lugar que visité como turista y estudiante de turismo en España.
No pasa un año en el que no vuelva a ese lugar mágico en donde casi cinco siglos de historia me contemplan desde los magníficos muros del Monasterio que sigue siendo inconmensurable
.En el colegio venía en mis libros de texto que desde finales del siglo XVI, el Monasterio de San Lorenzo del Escorial fue considerado la Octava Maravilla del Mundo, tanto por su tamaño y complejidad funcional como por su valor simbólico sobre la historicidad de Madrid y de España. Luego volví infinidad de veces como cicerone, tanto al Monasterio como al municipio porque el destino nos lo asignó como lugar de “veraneo” en el año 1976, así como asistente a algunos de los cursos de verano que organiza todos los años la Universidad Complutense
El Monasterio de El Escorial es un complejo de palacio, basílica y monasterio, situado en la ladera del Monte Abantos desde dónde se le contempla en toda su belleza y magnitud.
Fue residencia de la Familia Real Española y la basílica es lugar de sepultura de los reyes de España. Su arquitectura marcó el paso del plateresco renacentista al clasicismo desornamentado.
No voy a describir a estas alturas al Monasterio ni su historia ya que es ampliamente conocido en el mundo entero

Ayuntamiento

Algunos recuerdos…
Dentro de este municipio y en los aledaños de Navalquejigo (Los primeros asentamientos en la zona datan del siglo III A.c. en la parte de Las Zorreras) en los años 70 se empieza a construir la urbanización de Los Arroyos, cerca del pantano de Valmayor . Era cómo estar en el “destierro” porque no había nada de nada. Teníamos que ir a la vaquería andando por leche y tener que hervirla para su consumo. Cada dos días pasaba una camioneta con frutas y verduras. Mi marido se hacia los 90 Km. diarios en coche al trabajo para que los críos disfrutaran de libertad. Se había habilitado una pequeña playa frente al Club Náutico en el pantano para bañistas y estábamos en plena naturaleza. Recuerdo noches de ir con las linternas con los críos a buscar OVNIS, acompañados de tan solo el silencio, el canto de los grillos y de vez algún tren que pasaba estrepitosamente rompiendo el hechizo del momento .
Aquí nació mi afición por el footing, que aún practico de vez en cuando y la obligación anual de subir al Abantos. Lo teníamos como un reto (por cierto hace dos años que no subimos. (1.028 m de altitud, en la Sierra de Guadarrama.) Estábamos muy cerca de Villalba, Galapagar y del Escorial, localidades que hemos recorrido a pie cientos de veces en nuestra obsesión por las caminatas. También en mis ratos libres escribí esos intentos que llamo poesías pero eran el reflejo de lo que vivía en aquellos momentos, pintar piedras y carpetas al óleo y un largo etc.









El Escorial II